sábado, 24 de octubre de 2009

Soledad Onetto "Amo ser Mujer" (Cosmo Girl Sep)

“Con la madurez que uno va alcanzando se pregunta porqué no disfrutar más la vida. Y lo he logrado. Hoy soy auténticamente feliz, me siento sobrepasada en lo positivo, muy querida, valorada. Yo jamás dejo de percibir el cariño de la gente”.


Su oficina en Canal 13 refleja su sencillez. Decenas de cartas esperando ser abiertas, un collage de fotos de su familia y varios santos y amuletos regalados destacan en el espacio. Cálida y calmada, Soledad me recibe con una fantástica advertencia: “dale, pregunta lo que quieras”.Jamás pensé que esta conversación fluiría de manera tan íntima y sincera. Y es que de ella se dice mucho. Que es brillante, pero controladora. Que no da puntada sin hilo y que si alguien le cae mal, deja de existir. Entonces, su transparencia confirmó porqué queríamos que fuera la primera chilena en Cosmo, revista leída cada mes por más de 60 millones de mujeres alrededor del mundo y el medio escrito femenino más vendido en kioscos de Chile*.“De repente siento cierto tironeo por llevarme al campo de la irrealidad al hablar de mí como una diva. Este país no necesita divas, están en Hollywood. Aquí hay que aterrizar. Hoy la gente necesita personajes reales, que la interpreten en lo que piensa, en cómo vive. No pretendo hacer creer que vivo como una chilena media, accedo a otras redes y tengo otros compromisos, pero al final las dos buscamos lo mismo: ser felices y cuidar a nuestra familia”.Con seguridad confiesa que su objetivo con el próximo Festival de Viña del Mar es disfrutar. Siente que hay una parte práctica conocida que le permitirá relajarse para hacer cosas que no pudo, como twittear con el público o tomar fotos. Y devela que decidir animar este certamen es “profesionalmente, lo más valiente que he hecho porque todo indicaba que no debía aceptar. Me preguntaban para qué me arriesgaba. Pero primó mi guata, mi instinto y el probarme a mí misma”.

Por primera vez a ambos conductores les pagarán lo mismo. ¿Qué consejos le das a una mujer al momento de negociar?
“Mis negociaciones son confidenciales. Sin embargo, es clave que la mujer gane igual que el hombre si ejecutarán el mismo trabajo, es un desafío que tenemos como sociedad. En las naciones desarrolladas esto es algo básico que incide en el desarrollo de un país (más mujeres trabajando, más PIB de esa nación). Cuando la prensa escribió sobre esto me llamó la ministra del Sernam para felicitarme, porque aunque no sabía si lo había hecho de manera voluntaria, respaldaba lo que planteaban en términos de igualdad. Y sí, fue consciente porque me enorgullece que la gente quiera que esto sea realidad. ¡La semana pasada un señor me dijo ‘me parece perfecto que usted gane lo mismo que Felipe Camiroaga’! Ahora, al negociar aconsejo defender lo propio y hacer justicia en esto. Ir con la mente clara en quién eres, cuánto vales en el mercado y porqué mereces ese sueldo. No entrar disminuida, aunque la guata se reviente, y perseguir un sí. Siempre pido lo que creo que merezco y me deja tranquila como profesional y persona. Ni más ni menos. Cuando haces ese análisis llegas a una cifra que no te hace sentir explotada”.
¿Por qué resistirse a besar a Camiroaga?
Soy muy de piel, no soy esquiva, no tengo el metro cuadrado protegido. Pero hay actitudes de mayor cercanía que dejo para quienes más quiero. Esa cercanía física con Rodrigo, ese lenguaje emocional y sexual que uno puede tener sólo con su pareja, para mí es un instante en que no hay posibilidad de ampliarlo. La gestualidad sentimental es relevante y juega un rol muy importante en mi vida, de hecho, uno de los libros favoritos en mi infancia era Abrázame, pero hay actitudes que son de mi intimidad. No es jugarreta, me generaría una incomodidad enorme y siento que a él también. Además, seria fuera de contexto porque mi marido sabe que no soy así. Y por último hay un tema de que él está relacionado con más gente y no merece que yo lo ponga incómodo frente a otros.
Cover girl
Durante el Festival de Viña del Mar me tocó verla en el Hotel Miramar. Me saludó con el cariño de siempre, mientras yo observaba cómo lucía de bien una chaqueta blanca de corte preciso y lo elegante que se veía su maquillaje. Mientras se tomaba fotografías me la imaginaba posando para Cosmo y sentía que tenía una genuina esencia de Cosmo Girl. Esta tesis la confirmé el día que llegó con el pelo casi estilando al estudio del sonriente fotógrafo Ulises Nilo. En menos de veinte minutos Elizabeth, su maquilladora querida, y Gina y Rita, sus peluquera y asistente regalonas, la dejaron espléndida, lista para que analizara los vestidos que usaría. Acto seguido, mientras Gina me ayudaba a dirigir el aire que haría que su pelo se viera aún más glamoroso, Soledad recurría a sus años de ballet para lograr una postura excepcional, que impactara a quienes creían que su imagen de periodista seria, creíble y matea le impedía lucir cercana, amistosa e irresistible.
¿Qué sientes cuando dicen que te preocupas en exceso por tu imagen?
¡Obvio que me preocupo! La gente no sólo me escucha, también me ve. Entonces, sí es importante estar bien vestida. ¡He hecho transmisiones maratónicas con el tema de las elecciones y me han llamado sólo para decirme que la chaqueta que tenía puesta era espectacular! (risas). No tengo culpas en decir que me gustan los zapatos porque ¡me saco la mugre trabajando! Me encanta la ropa, los maquillajes ¡soy gozadora! Me fascina salir a comer a ricos restaurantes, saborear el vino chileno… Es parte de mi personalidad y la gente busca esta transparencia, sería absurdo sentarme aquí y decirte que lo que uso me da lo mismo, que encuentro lo primero que veo en el clóset y que como de todo porque no engordo ni un solo gramo.
Dijiste que habías dejado el ballet porque cuando niña eras gordita. ¿Cómo lograste estilizarte?
¡Me lo comía todo! Pero fui creciendo y me estilicé. Entré a la escuela de ballet del Teatro Municipal pero a pesar de que medía lo de ahora y pesaba quince kilos menos, necesitaba estar más flaca para el estándar de una gran bailarina y mi mamá se preocupó. Eso se mezcló con que quería estudiar en la Universidad Católica. Pero el ballet me dejó la gestualidad, el comunicar con la mirada y el desplazarte con un movimiento especial.
¿Hiciste dieta antes de Viña?No de manera especial porque he pasado mi vida en la dieta que comienza los lunes y muere a mitad de semana. Mi tema era saludar con dignidad y como quería mantener mi piel blanca, mis brazos debían estar impecables. Mezclé pilates, entrenamiento, cardio, pero siempre pasándolo bien.

¿Eres control freak?
Para nada. Más bien navego, me dejo llevar por lo que salga, lo que venga. Escucho los proyectos, olfateo, intuyo. No busco las cosas, llegan. Pero cuando ya estoy en dominio de la situación, controlo más. Ahí me preparo para el objetivo porque soy muy crítica, casi autoflagelante, aunque cada vez menos.
Compañero de ruta
Casada con el ingeniero Rodrigo Alonso, la relación de pareja de Soledad es casi idílica. Para confirmarlo sólo basta notar que cuando habla de su marido su rostro se ilumina. “Nuestro primer año de matrimonio fue difícil. Yo era mamona y quería seguir en mi casa, me costaba vivir con otra persona. Era controladora, los vasos tenían que estar limpios, todo tenía que estar impecable. La cosa doméstica se me fue en collera hasta que lo solté con ayuda de él, que al ser mayor tenía más madurez emocional”.

¿Por qué no aceptaste convivir y le diste el ultimátum del matrimonio?
Respeto la convivencia y creo que el amor legítimo está en los sentimientos, no en el papel, pero quería salir de mi casa vestida de novia. Jamás le habría provocado a mi padre el dolor de no haber salido casada. Además yo entendía el matrimonio de la mano al rito.
¿Qué es tu pareja para ti?
Todo. El centro de mi equilibrio. Rodrigo es ingeniero comercial, es mayor que yo y desde que pololeábamos me ha ayudado a buscar el centro de las cosas. Es transparente y en su ser interno es mejor persona que yo. Cuando uno entra en estos mundos tan locos como el Festival de Viña, él me hace ver dónde está el centro. Es un compañero de ruta, de vida.
¿Cuál es la clave para una relación de pareja exitosa?
En mi caso hay cosas que no converso con nadie más que con Rodrigo. Si bien mis padres me conocen perfecto, la esencia de mi alma sólo la sabe él. El es capaz de tocar mi corazón y darlo vuelta. Así, siento que uno de los fundamentos para que una pareja se mantenga en el tiempo es el nivel de complicidad, saber leerse. Esa sensación de saber que el otro conoce quién eres, tus debilidades y defectos, pero que jamás los usaría en tu contra, es todo. La base es no sacar jamás una debilidad en una pelea. A nosotros nos casó el cura Pancho –el padre Francisco Villarroel– y en una charla nos dijo que no había que dejar al descubierto al otro frente a los demás, ni había que usar sus debilidades en tu beneficio porque es la persona que te protegerá toda la vida.
¿Qué rol juega tu familia?
Ellos son algo muy mágico, la base de todo. Si me preguntas dónde quiero estar, te contesto que en La Parva con Rodrigo, cuando neva y estamos calientitos viendo una película; en un asado en la casa, con toda la familia junta; o en esa fiesta inolvidable que hicimos para el cumpleaños número 40 de mi marido y su melliza.

¿Cuál es tu visión de vida?
A veces se me hace difícil calibrar la posición en la que estoy. En mi caso, yo no busqué este nivel de reconocimiento por las demás personas y por lo mismo, mi desafío es tratar de utilizar esa situación en beneficio del resto. Primero en beneficio de los míos, es decir, todo lo que a mí me pase y sienta, incluso monetariamente hablando, quiero que lo disfrutemos todos. Pero indirectamente es para otros también, porque a veces a alguien le sirve que te tomes una foto para la alianza de un colegio o te necesitan para un panel o para una campaña solidaria. Y ahí estoy, compartiendo.
¿Qué te mueve?
La disciplina. O sea, si sé que vamos a correr la maratón en marzo yo me preparo, no caliento la prueba. Para el Festival fue igual. Revalidé que el trabajo profesional da sus frutos y que el esforzarse en la vida, el ponerle el corazón y empeño, rinde resultados.
¿Te preguntas qué has hecho para merecer todo lo que vives?
Y no sólo eso. También cuándo vendrá algo fuerte, porque todo ha sido muy positivo hasta el momento, producto de mi honestidad y esfuerzo. Me he sacado la mugre de verdad. No para alcanzar esta posición, sino porque creo que hay que ponerle empeño a todo lo que a uno le toca hacer. Siento que cuando ejecutas acciones positivas te vuelve lo mismo.
¿Cuál es tu lado oscuro?
No poder soportar la falta de lealtad. Me mata y puede provocar las reacciones más inesperadas porque soy muy confiada en que si vienen a mí no están detrás de un beneficio propio.
Cuando te veas en la portada de Cosmo, ¿cómo responderás qué haces ahí?
(Risas). ¡Pasarlo increíble! La leo mucho, siento que es divertida y que necesitamos estos instantes. Requerimos ser menos críticas y disfrutarnos más. Verme ahí va a ser ¡guuuuau! Pero estaré disfrutando, dejando un recuerdo para mis nietos y gozando de mis altos niveles de emocionalidad. Amo ser mujer. No hubiese elegido ser hombre. Ser mujer es un plus que debemos manejar, vivir, gozar, manipular… El de poder masticar chicle, manejar la casa, contestar el teléfono, todo a la vez, es una condición fabulosa.
FOTOS DEL BACKSTAGE

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